¿Crees en el amor? Yo sí. Hace unos días leí en linkedIn una frase que decía así: “Ama tu trabajo pero nunca te enamores de tu empresa, porque nunca sabes cuando tu empresa dejará de amarte”. Quizás estar enamorado es un poco fuerte, no lo voy a negar, y quizás hasta contraproducente, puesto que el enamoramiento no deja de ser una cascada de emociones transitoria en la que se idealiza en exceso a la otra parte. Yo soy más de amar, sí, que es algo más sereno y no me nubla la razón.
En cualquier caso, matices aparte, la frase insta a mantener una cierta prudencia a la hora de entregarse demasiado a la empresa no sea que acaben prescindiendo de nosotros en un futuro. Y yo me pregunto: ¿no puede ser que esa misma falta de entrega haga que acaben prescindiendo de nosotros?
Imagina que comienzas una relación de pareja y no quieres volcarte en exceso en la otra persona por temor a que un día se acabe la relación, lo cual es más que probable si miramos a nuestro alrededor (sí, ahora te estás acordando de fulano y mengano o incluso de ti mismo). ¿Qué temes, que te hagan daño? Eso es a futuro y sólo es una probabilidad (aunque sea alta), pero tu realidad está en el presente y eso es lo que importa, lo que vivas hoy, no lo que pueda pasar mañana. La falta de entrega perjudica sin duda a la otra persona, pero principalmente te perjudica a ti, te haces daño a ti mismo y además estás plantando la semilla del fin, que seguro acabará geminando si te dedicas a regarla con tanto esmero mal empleado.
¿Cómo podemos ser excelentes en nuestro trabajo si no nos entregamos en cuerpo y alma a lo que hacemos, si no estamos comprometidos con el proyecto de empresa, si no compartimos su misión, visión y valores? ¿Se puede conseguir eso sin amarla? Personalmente creo que no. El amar a tu empresa, el compromiso emocional para ser más precisos, es tu enganche a la excelencia, es tu billete a tu salud laboral.
En el caso de las ventas se ve claramente quien luce orgullo de pertenencia a su empresa, lo dice con sus ojos, con sus gestos, en el tono de sus palabras, en la ilusión que desprende. Estos vendedores que sienten los colores venden más, mucho más. No se dejan nada en el tintero, no se guardan no se qué para no sé cuándo, lo dan todo en ese momento, y les funciona.
Por otro lado, el amor es cosa de dos y también es función de la empresa que el vendedor se sienta amado. Se puede tener mucha predisposición pero a veces no salta la chispa, y es que la otra parte es un tanto…arisca. ¿Te preocupas como responsable de sentar las bases necesarias para que se produzca esa unión emocional? Es decir: ¿haces partícipe a tu equipo de las metas y expectativas de la empresa? ¿Compartes información con ellos? ¿Fomentas la comunicación abierta? ¿Generas confianza? ¿Les ayudas a que crezcan? ¿Delegas?, ¿Celebras sus logros?
Para que surja el amor (el compromiso) debemos liberarnos de prejuicios. La empresa no nos debe nada y nosotros no debemos nada a la empresa. Estamos ahí porque nos necesitamos mutuamente, es una relación consentida, deseada. Personalmente, y como trabajador, necesito sentirme comprometido con la empresa donde estoy y no porque sea San Ramón sino todo lo contrario, por puro egoísmo. Para mí, el compromiso con el proyecto significa mi propia paz mental, saber que estoy donde quiero estar, es mi propia declaración de principios. El compromiso va de la mano de la pasión y ésa es la cualidad que deseo tener como compañera a lo largo de toda mi carrera profesional.
No sé tú pero yo quiero vivir amando y no autolesionarme. Abogo 100% por el compromiso con la empresa y si algún día llega el desencuentro me divorciaré y de esa relación sólo me esforzaré en recordar todo aquello que fue bonito, memoria selectiva lo llaman.
Simplemente recuerda: el amor es compromiso y el compromiso es la base de tu felicidad.
A ver, a ver… qué también hace falta poner un poco de sentido común en todas las cosas. No creo, personalmente, que se deba «AMAR A LA EMPRESA» con el amor incondicional, desinteresado que se puede sentir hacia la pareja, un hijo o un gran amigo, por ejemplo.
Ese es un tipo de amor demasiado emocional, demasiado enraizado como para que pueda surgir entre la empresa y sus empleados.
Sin embargo, creo que si se puede producir la entrega total, el compromiso mutuo y decidido para construir una futuro brillante, tanto para la empresa como para el empleado o colaborador.
Te lo comento porque en mi vida profesional siempre he sido del que se mete la empresa bajo la piel, se pone la camisa un 100% y se desvive por hacer que las cosas salgan bien. Ese ha sido mi espíritu profesional. Y ha funcionado SIEMPRE QUE HE TENIDO EL RESPALDO DE LA EMPRESA para la que he trabajado.
Como bien dices tú, creo que mejor debe ser una relación de AMOR ADULTO, maduro, consciente.. sobretodo de las mutuas responsabilidades que existen entre las dos personas (empleado / empresa) del respeto y la consideración mutua.
En el momento que esa relación se rompe, o en el que sólo existe el compromiso de un lado y no del otro, ya no tiene sentido porque alguien saldrá dañado: tanto la empresa (entregada a un vendedor no comprometido que le es infiel, por ejemplo) como el vendedor (entregado 100% a una empresa que no le está siendo sincera 100%)
Como comento más arriba, me fascina entregarme un 100% en cada oportunidad que tengo pero, lamentablemente, también he aprendido que ese amor no puede ser INCONDICIONAL NI TOTALMENTE EMOCIONAL porque también la empresa tiene que poner TODA LA CARNE EN EL ASADOR para que funcione.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Vamos a ver, Joel, si es que pecas de poco enamoradizo. 😉 Bromas aparte, está claro que está escrito a modo de hipérbole, de hecho he seguido el símil de la frase que corre por ahí y que comento al inicio del artículo. El mensaje, el fondo, es el que tú bien dices, la entrega total a la empresa, no guardarte nada (sin romanticismos), no pensar en si un día te echan. Nunca me voy a arrepentir de haberlo dado todo pase lo que pase después; a fin de cuentas cobro por ello y hemos de ser profesionales. Muchas gracias por comentar y, por supuesto, «el amor tiene que ser mutuo». Un abrazo.
Me gustaMe gusta
Ramón, muy buen post. Hay que vivir y entregarse en el momento presente, que es en definitiva el espacio continuo de tiempo en el que existimos. Darlo todo te deja bien expuesto, seguro, pero ser quizá demasiado precavido y resabiado «guardándote cosas, no dándolo todo», te hará disfrutar de tu cometido a medias y no podrás demostrar toda tu valía.
Un saludo.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Muchas gracias Paco por dar tu punto de vista. Un abrazo.
Me gustaMe gusta
UNA VEZ MÁS ME PARECE PERFECTO!
LA EMPRESA TAMBIÉN DEBE SER HONESTA Y DIVORCIARSE!
ENHORABUENA RAMÓN PIENSO QUE COINCIDIMOS EN MUCHAS COSAS.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Muchas gracias, Manuel. Un abrazo.
Me gustaMe gusta