Menos pasión, más dedicación

El otro día me llamó un buen amigo al que hacía bastante tiempo que no veía (no por falta de tiempo sino por mutua desidia, que no afecto) y tras los saludos de protocolo me espetó sin más contemplaciones:

  • Me he separado de Laura.
  • ¿y eso? -pregunté ciertamente incrédulo, pues en los cinco años que llevaba casado nunca habían dado señales de tan abrupto final.
  • Se acabó la pasión -respondió él sin titubear-; sólo eso, se acabó la pasión y hemos decidido seguir cada uno por su lado.

Tras darme unos pequeños detalles más, que no desvelaré para no vulnerar la intimidad de mi amigo, colgué el teléfono y me dispuse a digerir sus palabras, en concreto “se acabó la pasión”. Curiosamente, un par de horas más tarde leí uno de esos artículos que hablan sobre la importancia de la pasión en las ventas y no pude evitar las oportunas conexiones.

Se dice constantemente que las ventas es una profesión que requiere de una gran pasión, ¡qué bonito suena y qué riesgo conlleva al mismo tiempo! La Pasión es una emoción intensa que engloba entusiasmo en su grado máximo, deseo por algo, un sentimiento. ¿Y qué es un sentimiento? un estado afectivo del ánimo (rae, segunda acepción) y esto, amigo mío, es muy peligroso porque los sentimientos son… cambiantes.

Particularmente, yo no nunca he buscado vendedores especialmente apasionados, no lo encuentro una virtud, aunque a lo largo de mi carrera profesional sí me he topado con ellos. ¿Qué ocurre cuando se desvanece esa pasión que desbordan? Sencillamente se vienen abajo, y es en ese momento cuando te toca a ti hacer de pseudo psicólogo para intentar levantar el ánimo, difícil tarea de por si y en especial bajo la presión de los resultados.

¿Cómo podemos pretender en un entorno tan complicado como la venta, donde se tienen que “besar muchos sapos hasta dar con el príncipe azul”, que el vendedor viva siempre apasionado? ¡Es una hipocresía! Nadie puede mantener esa pasión en el tiempo, ¡si ni siquiera lo aguantan las parejas!

A mí dame un vendedor que sienta un poquito menos pero que aguante un poquito más, uno de esos correosos, obreros de la venta de pico y pala. Uno de esos que gastan los zapatos en los polígonos, que no se desesperan ante los desprecios, que soportan las bofetadas que da la soledad de la calle. Dame uno con determinación, que conoce el oficio, que entiende que la venta es sacrificio. Buscamos crear una sociedad en la que todo sea de color de rosa, sin darnos cuenta de que podemos vivir y desempeñar perfectamente nuestro trabajo en un contexto cuya gama de colores sea más extensa. El vendedor no podrá estar todos los días con la libido laboral por las nubes y es en esos momentos que el vendedor que no sentía tanto antes tampoco padecerá tanto ahora. Esos son los que tirarán del carro, no tanto con pasión sino con determinación.

Son justamente esos vendedores los que darán a la empresa la estabilidad necesaria; son esos vendedores los que aguantarán estoicamente los momentos malos que sin duda llamarán a la puerta de tu empresa, de todas las empresas. La venta es una montaña rusa de emociones en la que unas veces te preguntas qué coño hago aquí (perdón por mi vehemencia) y otras cómo no estuve aquí antes. Sensaciones extremas que habrá que contrarrestar con el equilibrio que te da la reflexión, reñida muchas veces con la pasión.

A mí me gusta oír hablar de dedicación, de la atención y el esfuerzo que dedicamos a una actividad. Ésa sí es una cualidad que aprecio sobremanera en el vendedor, una capacidad que me produce personalmente mayor sensación de estabilidad, de control. La pasión aparecerá y desaparecerá como el Guadiana pero la dedicación convertida en hábito siempre permanecerá ahí, contra viento y marea.

¡No dejes que la pasión guíe tu vida, tan solo que te enseñe el camino!

 

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6 Comentarios

  1. Muy buenas tardes, Ramón

    Me anoto a los que te felicitan por esta entrada. Muchos aún creen que los vendedores tienen que ser unas «fuentes de pasión inagotable» y nada está más lejos de la verdad. La pasión es como el fogonazo inicial, el chispazo, pero hace falta mucha dedicación para lograr resultados positivos de forma consistente, sobre todo cuando vendes productos que tienen un ciclo de venta largo.

    ¿Te imaginas tratar de mantener la pasión durante 12 largos meses de negociación con un cliente para el cierre de una venta técnica? ¡Ya te digo yo que más allá de la pasión, hay que tener muchas otras cosas muy claras!

    Compartiendo tu post con gusto.

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  2. Efectivamente, la pasión es como una montaña rusa para el vendedor. Lo ideal es uno apasionado, pero con las herramientas necesarias de inteligencia emocional para tirar de ellas cuando la pasión desvanece.

    Siento lo de tu amigo. Hemos creado una sociedad hedonista que huye de todo lo que supone esfuerzo y eso es bastante negativo. Yo me quedo con lo que decía James C. Hunter en «La Paradoja» sobre ver el amor no como un sentimiento, sino como elección. Querer porque lo decides, no porque lo sientes, de modo que amor sea no lo que sientes por otra persona, sino lo que haces por ella.

    Gracias por tus artículos y las reflexiones que nos inspiran.

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  3. Cada publicación tuya, es una vivencia de vendedor. Enhorabuena Ramón por enseñarnos y orientarnos de forma tan amena. Continuamos aprendiendo. Muchas gracias y buen fin de semana.

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